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Planta 9 Revistas volumen-01

12-Viviendas

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LA EVOLUCIÓN DE LA VIVIENDA EN CHICLAYO Y LOS NUEVOS MODOS DE HABITAR
Rita Tenorio Pairazamán
Bachiller en Arquitectura- USAT

RESUMEN

Esta investigación selecciona proyectos de vivienda colectiva planeados y construidos desde la revolución industrial hasta la actualidad, con el fin de entender la relación entre la evolución de la vivienda colectiva y los nuevos modos de habitar a través del tiempo.
Cada proyecto va mostrando innovaciones en la vivienda, según el tiempo y contexto en que se ubican, como la inserción del baño en la vivienda, la integración de la cocina al espacio común o la creación de equipamientos dentro del edificio para fomentar la colectividad e inclusión de la mujer. Los ejemplos mostrados invitan a reflexionar sobre las posibilidades de transformación que podría adoptar la vivienda contemporánea y las herramientas que podrían hacer posible dicho proceso.

PALABRAS CLAVE: vivienda, colectivización, sociedad, contemporáneo.

1. INTRODUCCIÓN

“La arquitectura de nuestra época, sobre todo la vivienda, se ha convertido en un producto del que se ha apropiado el mercado con fines económicos, y eso es muy peligroso.” Carme Pinós
Con el paso del tiempo, es evidente como los modos de vida han ido cambiando y, por ende, exigen una constante transformación de la vivienda ante esta evolución en la forma de habitar. Sin embargo, en Latinoamérica con el boom inmobiliario se ha construido un gran volumen de vivienda colectiva, lo cual no ha generado adelantos ni mejoras en la calidad espacial sino, más bien, lo contrario.
Esto se debe a que el objetivo es la obtención de mayor margen económico, cumpliendo los mínimos exigidos y sin ofrecer innovaciones en el espacio habitable y colectivo. La vivienda colectiva que se diseña y construye, está basada en la vivienda mínima de los años 30 y, tras casi un siglo, no se corresponde con los grupos heterogéneos y las nuevas necesidades que alberga la sociedad.
Por ello, es necesaria la reformulación de la idea de vivienda en correspondencia al habitar contemporáneo. Un cambio en el modelo de vivienda en tanto a funcionalidad, calidad y economía, ligados a nuevos criterios de sostenibilidad, flexibilidad y adaptabilidad.



Fig. 01. Esquema de un mietskaserne. Fuente: Propia a partir del Arq. Carlos García



Fig. 02. Hacinamiento en un mietskaserne. Fuente: Arq. Carlos García

Medio siglo después, surge otra tipología denominada dumbbell tenement, considerada una vivienda multifamiliar urbana de alquiler que se propagó a inicios del siglo XX por Europa y Estados Unidos. Se disponían agrupadas verticalmente, desde 4 hasta 6 niveles, cada habitación medía 2m x 2m aproximadamente, por lo que se pueden considerar como espacios claramente claustrofóbicos.



Fig. 03. Planta típica del Dumbbell Tenement. Fuente: Propia a partir de Slideplayer

A diferencia de las grandes potencias mundiales, la industrialización llegó a Latinoamérica un siglo después y de manera progresiva. En 1914, y paralelamente a la Primera Guerra Mundial, los gobiernos de Argentina y Brasil sustituyen las políticas de importación por el desarrollo de las industrias locales. Sin embargo, no es hasta la Segunda Guerra Mundial que llega la industrialización a México, Colombia, Perú y Chile. A partir de 1950 se produce un crecimiento desmesurado de las ciudades, siguiendo los patrones europeos tras la Revolución Industrial.
Las dumbbell tenement también se expandieron a Latinoamérica, algunos años después, con el nombre de “Conventillo”. Con un máximo de 3 niveles, hay registro de este tipo de vivienda colectiva en Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia. En todas las tipologías de vivienda obrera registradas las condiciones de salubridad eran deplorables, debido a la falta de agua y la ausencia de baños en la mayoría de ellas.1
No existe rastro de ninguna tipología similar en el Perú. Sin embargo, el primer proyecto de vivienda obrera fue la Company Town de Casa Grande, Trujillo, de 1910. Esta empresa alemana desarrolló viviendas unifamiliares en hilera para sus trabajadores, adicionando equipamiento comunal –siguiendo patrones europeos- pero siempre bajo la supervisión de la empresa.2

EL FOMENTO DE LAS SOCIEDADES UTÓPICAS

En contraposición a los grandes planes de ordenación y gestión de vivienda, propusieron alternativas que pretendían cambiar drásticamente el modo de vida de muchas familias expuestas a las dificultades de la industrialización y del sistema.
Sin embargo, muchos socialistas llevaron el concepto de “colectividad” al extremo, creando comunidades autárquicas y aisladas, directamente al fracaso. Pero, no todos los planes de vivienda fracasaron, existieron otros tantos modelos de comunidad exitosos y más reales.
Uno de ellos el llamado Familisterio de Jean- Baptiste André Godin, efectuado entre 1858 y 1877 en Guise, Francia para 1200 personas. La propuesta estaba centrada en considerar dentro de la actividad de la fábrica, la producción propiamente dicha, pero también a la familia.
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1 Duque, A. (2016). La siedlung como idea de ciudad. Madrid. Universidad Politécnica de Madrid.
2 Santoyo, M. (2010). La construcción del espacio moderno en Chiclayo. Los conjuntos habitacionales de bloques de departamentos- Siglo XX. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.

Se compone de tres bloques residenciales interconectados que se complementan con otras construcciones menores destinadas a acoger servicios comunitarios. La vivienda se compone de dos habitaciones, cada una de 20 m2 y 3m de piso a techo. Además, la edificación albergaba cierta flexibilidad, ya que, si la familia necesitaba más espacio, al módulo básico asignado se le podían ir añadiendo más habitaciones lateralmente, mediante la apertura de puertas.



Fig. 04. Planta bloque princ. del Familisterio. Fuente: Propia a partir de Portafolios Uniandes



Fig. 05. Vista del bloque princ. del Familisterio. Fuente: Portafolios Uniandes

Conservando la misma idea, pero con viviendas unifamiliares, se encuentra la propuesta que en 1868 presentó la activista y feminista norteamericana Melusina Fay Peirce, en Estados Unidos. Su propuesta radicaba en la colectivización de los servicios, como parte de hacer un uso eficiente del tiempo de la mujer en el hogar. De tal modo, planteó viviendas sin cocina y cada veinte unidades, aproximadamente, un espacio que centralizara cocina y lavandería con última tecnología3. Dicho proyecto no llego a materializarse y solo quedó en idea.

LAS PRIMERAS INTERVENCIONES DEL ESTADO

LA CIUDAD INDUSTRIAL: ORIGEN DE LAS PRIMERAS TIPOLOGÍAS DE VIVIENDA OBRERA

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Europa estaba en crisis económica y moral. Las pocas y deplorables viviendas construidas hasta antes de 1914 ya no existían más, lo cual aumentaba el déficit existente. Era urgente la reconstrucción de las ciudades, pero esta vez, con la necesaria intervención del Estado.
Hasta 1923, muchos mietskaserne fueron reorganizados y saneados para intentar otorgar una vivienda más digna, pero no constituía una solución viable para tal demanda habitacional. Definitivamente, era necesario plantear nuevos modelos residenciales con condiciones de confort mínimo y salubridad, pero que sean de financiación accesible para estos grupos sociales.
En 1928 se convoca a un concurso en la ciudad de Karlsruhe, Alemania, que por primera vez prescribía la construcción de casas unifamiliares y multifamiliares adosadas en hilera, una nueva forma de proyectar vivienda denominada Siedlungen. Se trataba de nuevas urbanizaciones de vivienda social, que se alquilaban y con esos fondos se podrían construir más unidades habitacionales.
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3 Hayden, D. (1981). The grand domestic revolution: A history of feminist designs for American homes. Massachusetts: MIT Press.

Walter Gropius fue el ganador del mencionado concurso, pudiendo construir su propuesta, aunque no en su totalidad. Es así como surge la Siedlung Dammerstock, la cual constaba de 3 bloques de vivienda, cada uno con 4 niveles y 32 unidades habitables de 49m2 cada una, y 23 modelos de viviendas unifamiliares de 75 m2 distribuidos en 2 niveles. Ambas tipologías contaban con una sala protegida del sol por una terraza, un dormitorio y aparece, por primera vez, baño y cocina como parte de la vivienda.



Fig. 06. Plan general de la Siedlung Dammerstock. Fuente: Propia a partir de Wikiarquitectura



Fig. 07. Tipología de vivienda en bloque (a). Tipología de vivienda unifamiliar (b). Fuente: Propia a partir de Wikiarquitectura

El mayor apoyo por parte del Estado se evidenció principalmente en países centroeuropeos o en ciudades con políticas socialdemócratas, tal es el caso de Viena, en Austria. En 1930, Karl Ehn proyecta el edificio residencial más largo de la historia: el Karl Marx Hof, la supermanzana de Viena. La propuesta destaca por su valor como pieza urbana, así como por la serie de equipamientos colectivos que alberga, que no solo servían a los habitantes del edificio sino también eran una fuente de ingresos para las mujeres que podían trabajar sin estar lejos del hogar4. En este proyecto se evidencia que la vivienda mínima es posible si parte de las tareas del hogar se trasladan al ámbito comunitario.
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4 Carreiro, M. y López, C. (2016). La Casa: Piezas, Ensambles y Estrategias. Málaga: Recolectores Urbanos.



Fig. 08. Vista aérea de Karl Marx Hof. Fuente: La ciudad socialista



Fig. 09. Sección de la planta de Karl Marx Hof. Fuente: Propia a partir de WordPress

En este período la cuestión de la vivienda colectiva europea quedó prácticamente controlada por parte de las entidades públicas, llegando a edificar, en algunos casos, la mayoría de las nuevas construcciones de viviendas y barrios5.
En Latinoamérica, los primeros barrios obreros promovidos por el Estado se hacen realidad en Lima, Perú. El Estado se planteó como objetivo desaparecer gradualmente la antigua vivienda de una sola habitación donde pernoctaban sin distinción de sexos ni edades los miembros de la familia, a fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes y dando lugar a los barrios obreros.
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5 Ureta, C. (2015). Crecimiento y marginalidad urbana: Europa vs América Latina. Tesis de máster. Universidad de Sevilla

En 1932, surge el primer barrio obrero denominado Barrio Obrero Frigorífico Nacional, tras el intento de reformar la vivienda social peruana bajo criterios modernos. Se construyeron 118 viviendas, distribuidas en 8 manzanas, con tipologías de 2, 3 y 4 habitaciones. Adicionalmente, se consideraron servicios complementarios y 8000m2 de parques.
La primera intervención gubernamental en Chiclayo –por parte de la municipalidad- fue la construcción de las viviendas obreras de la Urb. Chiclayo Chiquito, en 1932. La urbanización estaba formada por cuatro manzanas colindantes al parque Obrero, cambiando posteriormente su nombre a Urb. Villa del Sol. Solo fueron nueve viviendas unifamiliares de diferentes dimensiones, pero similares propuestas de distribución y fachada.



Fig. 10. Ubicación de la Urb. Chiclayo Chiquito. Fuente: Propia

EL LABORATORIO DE IDEAS PARA LA NUEVA ARQUITECTURA

Mientras se concretaban estos avances en materia de vivienda con el apoyo del gobierno, simultáneamente se teorizaba en las potencias europeas sobre lo que debería ser la vivienda ideal.
En 1926 se promulga el “Reglamento sobre la Vivienda”, el cual se basaba en normas de carácter dimensional, que fijaban superficies mínimas de algunas piezas, con el fin de construir el mayor número de viviendas en el área mínima. Uno de sus detractores fue Alexander Klein, quien propone unos mecanismos de control más ligados a criterios cualitativos de la vivienda que a requerimientos dimensionales de cada espacio. En el contexto de la Exposición de la Habitación de 1928 en París, Klein expone los estudios gráficos que realizó durante más de una década, a los que él mismo denomina “estudio racional del espacio habitable”.
Según Klein, mediante estos gráficos se podría medir la adecuada utilización de una planta de vivienda previamente a su uso, no solo teniendo en cuenta los elementos tangibles de la vivienda sino también las sensaciones del futuro usuario traducidas.
Con estos antecedentes, en 1929 se procede a celebrar el II Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (II CIAM) precisamente en Frankfurt, Alemania, uno de los países más devastados y con mayor déficit de vivienda de toda Europa. El tema central fue la vivienda mínima idealizada, tomándose como referencia las experiencias prácticas desarrolladas hasta el momento en diversas ciudades alemanas.
En este II Congreso se fijaron algunas ideas como el hecho que las habitaciones de la vivienda no tendrían por qué tener amplias dimensiones, pero si la ventilación e iluminación correcta, puesto que el concepto de higienización del espacio habitable era lo ambicionado. Frente a las características de la vivienda mínima, se planteó el problema económico. Al hacerse cargo el Estado de la producción de vivienda, los gastos deberían reducirse al mínimo, es decir, en materiales de construcción, terreno, ubicación respecto a la ciudad, entre otros factores que tendrían repercusión años después.
En América Latina, la producción de vivienda no hubiera sido posible sin la llegada de arquitectos europeos con las innovaciones del movimiento moderno, como Le Corbusier y sus conferencias en Brasil en 1936. Otro factor importante, fueron las publicaciones de revistas latinoamericanas, tal es el caso de El Arquitecto Peruano por Fernando Belaúnde en 1937 o La Enciclopedia de la Nueva Arquitectura de Alberto Sartoris en 1954.

LA VIDA EN EL SUBURBIO AMERICANO

Terminada la guerra, en Europa se empieza a difundir mediáticamente la tipología de vivienda de Estados Unidos, generando el deseo colectivo de la sociedad europea por la vida en el suburbio. La llamada “vivienda suburbana”, era un modelo de vivienda unifamiliar y aislada, que se presentaba como sinónimo de “intimidad”.6
En la ciudad norteamericana, la inserción del auto a inicios del siglo XX fue un hecho determinante para la consolidación de los suburbios. Hasta ese momento la ciudad y los suburbios eran solo conectados mediante la línea del tranvía, sin embargo, con la invención del automóvil y las autopistas a partir 1906, las ciudades empiezan a fusionar sus límites hasta dar como resultado la unión de todos los estados en un sistema vial interconectado.
Esta ciudad norteamericana “expandida” dio como resultado dos tipologías de vivienda: la vivienda de los suburbios, aislada y con la privacidad característica del usuario americano, y la vivienda de la ciudad, materializada de acuerdo a las exigencias del nuevo siglo.
Finalizada la guerra, se tenían dos panoramas opuestos de las potencias mundiales: por un lado, Europa, con sus ciudades bombardeadas reclamando una reconstrucción y, por otro, Estados Unidos con sus ciudades ilesas y el regreso de los soldados procedentes de la guerra. Es entonces cuando los bancos empiezan a promocionar los créditos “fáciles” para adquirir la denominada vivienda de suburbio, modelo ícono de prefabricación de la época. Las piezas llegaban en tren y el dueño se encargaba de armarlo con sus propias manos, en efecto, el llamado do it yourself de la vivienda.
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6. Ver nota 4



Fig. 11. Catálogo de piezas de la vivienda suburbana. Fuente: Arq. Carlos García

Existieron numerosas tipologías, diferenciadas por los usuarios a los que atendían: clase obrera, clase media o clase alta. Contaban con similares distribuciones basadas en garage, porche, sala, comedor, cocina, dormitorios y baño, pero con pequeñas diferencias evolutivas por tipología. Todas, a excepción de una tipología para la clase media denominada Beachwood, separaban la cocina de la sala y el comedor, lo que en aquel tiempo limitaba a la mujer a los quehaceres domésticos y evidenciaba el machismo y la sumisión de la mujer, característicos de los años 20.



Fig. 12. Tipología de vivienda de suburbio obrero A (a). Tipología de vivienda de suburbio obrero B (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García




Fig. 13. Vivienda suburbana para clase media. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García




Fig. 14. Vivienda suburbana para clase alta. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García

Es así como se les da un nuevo uso a las fábricas de armamento militar, pues terminada la guerra cambian su rubro a producir las múltiples partes de las viviendas prefabricadas. Poco tiempo después, no solo se prefabricaban las viviendas modulares de suburbios, sino también las viviendas para la clase élite de la ciudad norteamericana, en base a modelos europeos exportados que tuvieron gran acogida.

LAS UNIDADES VECINALES

La idea de unidad vecinal tiene su origen en las Neighborhood Units norteamericanas, ideada y proyectada por Clarence Perry. Se trataba de las agrupaciones de vivienda en la ciudad que, a diferencia de las viviendas de suburbio, compartían una vida colectiva. Fue pensada ante la influencia peligrosa del tránsito automotor que perturba y resta de identidad a las distintas partes de la ciudad, a favor del resguardo de los vecindarios.7
El primer proyecto de unidad vecinal denominado Radburn, surge en Nueva Jersey, Estados Unidos en 1929. Estuvo a cargo de Clarence Stein y Henry Wright. Albergaría 25000 personas en cinco unidades vecinales, contemplando la definición de grandes manzanas de más de un kilómetro por lado, en las que se lograría la eliminación de las calles de paso y el traslado del tráfico a las vías. El conjunto de equipamientos y servicios comunitarios se encuentran en la parte central, interconectados por áreas libres para la vida en comunidad.

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7 Pávez, M. (2008). Los conceptos de unidad vecinal y de barrio en la teoría y práctica urbanística. Universidad de Chile.



Fig. 15. Plan general de Radburn (a). Manzana tipo de Radburn (b). Fuente: Propia a partir de Arquiscopio

La idea de unidad vecinal no llega a Latinoamérica hasta mediados de la década de los 40, específicamente al Perú. En 1945 se inicia la construcción de la Unidad Vecinal N° 03, siendo la primera de su tipo a construirse en el país. El plan original albergaba cinco unidades vecinales continuas, sin embargo, se empezó por la N° 03 porque ya se tenía preparada el área para su construcción.
Bajo estas premisas, se plantea en un terreno de 30 ha. la Unidad Vecinal N° 03, una mini ciudad con equipamiento completo para 6000 habitantes. Fue la primera de su tipo en que se proponen 26 bloques de departamentos, que a su vez albergaban tres módulos típicos de 1, 2 y 3 dormitorios, adicionalmente de las viviendas unifamiliares de 2 niveles. Incluía también equipamiento comunal y, como en las unidades vecinales noteamericanas, las vías al interior son peatonales para evitar el peligro al que se exponían los peatones con las vías de alto tránsito.
Esta versión de las Neighborhood Units norteamericanas adaptadas a la realidad peruana, llegaron gracias al arq. Fernando Belaúnde. Posteriormente, el arq. Santiago Agurto proyecta las Unidades Vecinales de Miraflores en 1950, Angamos en 1950, Matute en 1952, Mirones en 1952 y Rímac en 1952, cuyas características obedecían al mismo concepto norteamericano.



Fig. 16. Plan general de la Unidad Vecinal N°3. Fuente: Propia a partir de RCV arquitectura

La idea de unidad vecinal, se expande a provincia con la llegada de José Luis Sert y su socio Paul Lester Wiener en 1946, quienes habían sido contratados para elaborar el Plan Regulador de Chimbote. Como la mayoría de habitantes de Chimbote provenían de la Sierra, Sert y Wiener trataron de adaptar las viviendas a las tecnologías constructivas y costumbres de la zona, así como también considerando un patio privado –muchas veces de mayores dimensiones que la misma vivienda- para que los habitantes conserven sus hábitos de vida al exterior.
Lamentablemente, este plan para la ciudad de Chimbote no llegó a concretarse, pero fue la base de una serie de proyectos tanto en Lima como en el exterior, tal es el caso de las Villages Agricoles de E. Donato para Argelia en 1976.



Fig. 17. Plan Regulador de Chimbote. Fuente: Propia a partir de Veredes




Fig. 18. Tipología de vivienda del Plan Regulador de Chimbote. Fuente: Propia a partir de Veredes

Otro intento de Unidad Vecinal se planificó en Chiclayo, en 1949, por el arq. Mario Bianco. El terreno de 22.4 hectáreas se ubicaba al sur de la ciudad, al lado izquierdo de la carretera Panamericana Sur. Su localización pudo ser un precedente para direccionar el crecimiento de Chiclayo, sin embargo no se concretó su construcción.8
La propuesta daba lugar a 533 viviendas entre departamentos y viviendas unifamiliares, disponiendo las edificaciones de acuerdo a su altura manteniendo así el perfil horizontal de Chiclayo de aquella época. Las viviendas unifamiliares contaban con 3 tipologías, con 3 y 4 dormitorios, variando entre 1 y 2 niveles.

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8 Ver nota 2

Los bloques contaban con dos tipologías de departamentos, con 1 y 2 dormitorios.
Se consideraron equipamientos comunes, que no solo abastecían al interior de la Unidad Vecinal, sino a toda la comunidad. Las vías vehiculares bordeaban la unidad vecinal, por lo que el peatón podría recorrer todo el barrio libremente a modo de un gran espacio público residencial, con estancias cada determinada distancia.



Fig. 19. Plan general de la Unidad Vecinal de Chiclayo. Fuente: Propia a partir de Arq. Mario Bianco

LA MAYOR PRODUCCIÓN DE VIVIENDAS DE LA HISTORIA
Tras la Segunda Guerra Mundial, que fue mucho más intensa que la primera, las ciudades quedaron devastadas a la espera de una reconstrucción total. Esta etapa se definió, en materia de urbanismo y vivienda, como el momento histórico de la construcción de los grandes planes urbanos y de los programas más ambiciosos de vivienda.
La aparición de los polígonos de vivienda, tanto públicos como privados, significó la consolidación de un crecimiento urbano que transformó las formas convencionales de generar ciudad en Europa. Se ubicaban alejados de los centros urbanos, generalmente en la periferia y cerca a zonas industriales, pues la nueva vivienda obrera no podía pagar los precios elevados de los suelos centrales.
Así es como surge el barrio de Orcasitas en Madrid, en los 50, cuando la zona se empezó a poblar a consecuencia del desarrollo industrial de la ciudad. Para 1960, la zona se presentaba como un mosaico de viviendas, entre los polígonos de vivienda hechos por el Estado, viviendas precarias de los inmigrantes, industrias pequeñas y parcelas rústicas. Tras múltiples pedidos, los vecinos logran que el gobierno aprobase tres planes integrales para la remodelación del barrio de Orcasitas, no obstante, en 1984 el total del poblado fue demolido a causa del proceso de degradación que atravesaba.



Fig. 20. Tipología A de vivienda en bloque (a). Tipología B de vivienda en bloque (b). Fuente: Propia a partir de Urbancidades

En los años 70, empieza la degradación de los conjuntos habitacionales en las grandes ciudades europeas, cuyas causas serían la segregación y desconexión de los núcleos urbanos del centro de la ciudad, la baja calidad constructiva y la falta de mantenimiento de las edificaciones. No obstante, existen otras razones que llevan a dar una mirada a Latinoamérica, como la gestión y acceso de la población a la vivienda, que permite la implicación y compromiso directo del usuario, aún lejanos en Europa. A partir de esta década, el esfuerzo de los Estados se centró en el mantenimiento de los grandes conjuntos habitacionales más que en la construcción de los mismos.
A mediados del siglo XX, al igual que en Europa –un siglo antes- a causa de la Revolución Industrial, los principales centros urbanos en Latinoamérica empiezan a sobre poblarse, lo que trajo consigo un gran déficit de vivienda. Los diferentes Estados empezaron a experimentar nuevas formas de producir vivienda económica, promoviendo la construcción de extensas urbanizaciones y nuevos conjuntos de vivienda bajo criterios del movimiento moderno.
La producción de vivienda social inicia en México, con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la construcción del Conjunto Urbano Presidente Alemán en 1948, el primer proyecto de vivienda en altura. Diseñado por el arq. Mario Pani y considerada la primera súpermanzana residencial construida en América Latina. Comprende la construcción de nueve bloques de 13 niveles, que incluían tipologías de vivienda con 1, 2 y 3 dormitorios, y seis bloques de 3 niveles, con una sola tipología de vivienda de 2 dormitorios, albergando 1080 viviendas en 40000m2. El 75% del terreno se destinó a equipamiento comunal. Al igual que en México, ante la inminente necesidad de vivienda por la tardía industrialización, en Brasil, Argentina, Colombia, Chile y Venezuela hicieron lo propio.




Fig. 21. Vista aérea del CUPA (a). Plan general del CUPA (b). Fuente: Propia a partir de Archdaily




Fig. 22. Tipología de vivienda A (a). Tipología de vivienda B (b). Fuente: Propia a partir de Archdaily

En el caso de Perú, también se desarrollaron numerosos proyectos de vivienda durante esta época de profunda carencia habitacional, motivada por la crisis del agro, la diferencia de salarios y la construcción de carreteras. Como respuesta del Estado, para 1946 se creó la Corporación Nacional de Vivienda (CNV), entidad encargada de mejorar las condiciones de habitabilidad y gracias a la cual se crean las primeras unidades vecinales. Con la llegada del arq. Fernando Belaúnde a la Presidencia de la República en 1963 se crea la Junta Nacional de Vivienda (JNV), con la que se construyen los proyectos residenciales icono de la arquitectura peruana.9
El primer proyecto residencial diseñado y construido por la JNV en 1963, fue la Residencial San Felipe en el distrito de Jesús María, Lima. Con un total de 27 ha, es proyectada por el arq. Enrique Ciriani en su primera etapa, mientras el resto del conjunto tiene diferentes autorías: Bernuy, Smirnoff, Páez, Crousse y Páez, Vásquez y Ramírez.
La primera fase albergó 268 viviendas, la segunda 1400 viviendas, mientras en la tercera sólo se construyeron 1631 viviendas. Se reconocen tres tipologías: departamentos flat, dúplex y viviendas unifamiliares. La importancia de los espacios públicos resalta en todas las etapas, desde la disposición del área verde rodeando los edificios hasta las calles aéreas proyectadas por las cuales se accede a las viviendas.

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9 Meza, S. (2016). La vivienda social en el Perú. Tesis doctoral. Universidad Politécnica de Catalunya



Fig. 23. Tipología de vivienda A (a). Tipología de vivienda B (b). Fuente: Propia a partir de Archdaily




Fig. 24. Vista de las torres de la Resid. San Felipe (a). Vista de los bloques laterales de la Resid. San Felipe (b). Fuente: Archdaily




Fig. 25. Tipología de vivienda en torre- Primera Etapa (a). Tipología A de vivienda en bloque- Primera Etapa (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos Palomino




Fig. 26. Tipología de vivienda en bloque- Segunda Etapa. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos Palomino

Si bien la mayoría de proyectos residenciales pertenecen a Lima, también se hicieron proyectos realizados en provincias. Para poder ejecutar estos proyectos se creó ENACE –Empresa Nacional de Edificaciones-, orientada a satisfacer la creciente demanda de vivienda económica en el país, organizándose en Unidades Operativas que cubrían todo el territorio nacional.
Chiclayo en la primera mitad del siglo XX, era una pequeña ciudad, limitada por huertos y quintas. En 1950, con la llegada de la Trasnacional Nestlé y la Fábrica de bebidas Concordia, un nuevo impulso económico se apodera de la ciudad y la consolida como centro urbano y comercial.
Diez años después, Chiclayo había alcanzado un crecimiento desmedido y no previsto. Surgen, en la periferia, los pueblos jóvenes para la clase obrera –viviendas autoconstruidas-, creando La Victoria, Mesones Muro y Diego Ferré. Mientras tanto, las familias de mayores recursos económicos se trasladan al sur de la ciudad, formando la Urb. Santa Victoria y contratan reconocidos profesionales limeños para la construcción de sus ostentosas viviendas. Por su parte, el Estado se hace cargo de la clase media, construyendo módulos de vivienda de 50m2 y áreas recreativas en la Urb. Santa Victoria, Los Parques, Villarreal, Satélite y San Juan.
Hasta dicho momento todos los proyectos residenciales chiclayanos habían sido de baja densidad y dispuestos a modo de hilera en manzana, manteniendo el perfil horizontal de la ciudad. En 1961, tras la promoción del Estado y el diseño de Carlos Williams y Adolfo Córdova, surge la Residencial de las Fuerzas Armadas, insertando la tipología de bloque de departamentos ampliamente desarrollada en Lima, y que llegó a Chiclayo con más de una década de diferencia.10



Fig. 27. Fachada posterior de la Resid. FAP (a). Cerramiento en esquina de la Resid. FAP (b). Fuente: Archdaily

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10 Ver nota 2



Fig. 28. Tipología de vivienda. Fuente: Propia a partir de Archdaily

Tras esta iniciativa, se construyeron los primeros conjuntos habitacionales en el casco urbano y luego se extendieron a la periferia, en base a una tipología de vivienda estandarizada en Lima y que se propagaba por todo el país.
En esta etapa se construyeron cuatro conjuntos habitacionales, el primero fue la Residencial Pascual Saco, en 1967, por la JNV. Los tres conjuntos habitacionales siguientes, fueron promovidos por ENACE: en 1981 la Residencial Karl Weiss, en 1983 la Residencial José Balta y, finalmente, en 1984 la Residencial Augusto B. Leguía.
No existió innovación tipológica alguna, la vivienda en los 4 conjuntos habitacionales fue la misma, pues atendía al mismo grupo familiar y solo variaba el orden de los espacios. Respecto a equipamientos comunes, solo la Residencial Augusto B. Leguía contaba con ellos, pues las demás solo consideraron espacios públicos que favorecían la tensión entre los bloques.



Fig. 29. Residencial Pascual Saco (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado



Fig. 30. Residencial Karl Weiss (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado



Fig. 31. Residencial José Balta (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado



Fig. 32. Residencial Augusto B. Leguía. Fuente: Arq. Jimy Prado



Fig. 33. Tipología de vivienda A (a). Tipología de vivienda B (b). Leguía. Fuente: Propia

Pese al sentido de comunidad que esta serie de proyectos intentaron generar, en la década de los 70 la sociedad experimenta una condición de inmunidad o inmunización, a fin de estar a salvo de los riesgos como delincuencia, vandalismo, terrorismo, etc. a los que estaba –y sigue- sometida toda la comunidad.
Estos sistemas de inmunidad se evidencian a partir de 1980 en las zonas residenciales, con rejas delimitando las urbanizaciones y conjuntos habitacionales, o los nuevos sistemas de ascensores que dejan a cada individuo al interior de su vivienda, cuando de edificios dirigidos a un sector socioeconómico mayor se trata. Sin ir muy lejos, Chiclayo pasa por un proceso de “enrejamiento” de la ciudad, donde el aumento de la inseguridad ciudadana ha llevado a limitar el acceso al espacio público en general.

UTOPÍAS CONTEMPORÁNEAS

La expectativa por lo que pasara en el futuro es tema de hoy y lo fue siempre. Prueba de ello, fue la exposición presentada en 1956 por el diario Daily Mail, en Londres. La Casa del Futuro, de Alison y Peter Smithson, fue una de las siete casas presentadas y retrataba una casa convencional al cabo de 25 años. Particularmente, en esta etapa se desarrolló un anhelo incalculable por artículos y soluciones arquitectónicas de alta tecnología.
Iba dirigida a una pareja joven, sin hijos –extraño grupo familiar en esa década-, en medio de un contexto urbano de alta densidad. Todos los espacios fueron construidos alrededor de un patio, sin compartimentaciones fijas, solo con muros corredizos o armarios programáticos. Esto permitiría, que los usuarios puedan dividir, ampliar o modificar los espacios a su gusto, en el momento que lo requieran. ¿Utopía o predicción?



Fig. 34. Modelos humanos de la Casa del futuro. Fuente: Wikiarquitectura

Tres décadas más tarde, en 1985 Toyo Ito propone una vivienda para la chica nómada de Tokyo, el “Pao”, una de las propuestas mejor argumentadas en torno a la pregunta de cómo puede ser una casa al cabo de 30 años. Con la elección del personaje central de la casa –una mujer joven, soltera y con autonomía económica- la propuesta revelaría el desplazamiento de intereses asociados al capitalismo tardío en las últimas décadas.
El concepto de casa para ella esta desperdigado por toda la ciudad y su vida pasa mientras utiliza fragmentos de la ciudad: los clubs son su sala, los restaurantes y bares su comedor y el gimnasio su jardín, como si la ciudad fuera un collage. Es por ello, que la vivienda que él diseña se puede trasladar de un punto a otro, y con lo único que cuenta es con una cama en su centro y otros tres muebles a su alrededor: el mueble para la moda, el mueble para el aperitivo y el mueble para la inteligencia. Para el arquitecto, eso era lo el mínimo necesario para vivir, dados los nuevos modos de habitar y relacionarse.



Fig. 35. Muebles del Pao. Fuente: Ruespaces

Treinta años después, ya en el siglo XXI, Tatiana Poggi introduce a “La mujer digital” en su proyecto de fin de carrera. La mujer digital simboliza también a la mujer independiente económicamente –sin exclusividad al espacio doméstico- y en igualdad de condiciones que el hombre, pero además al individuo contemporáneo que ya no es nómada como la chica nómada de Tokyo, sino que ahora está en todas partes. La mujer digital ya no necesita los tres muebles del Pao, pues ahora todo lo que necesita lo lleva consigo: un Smartphone, una Tablet y una laptop.
Fenómenos masivos como la disgregación de las ciudades, la globalización y el alto grado de tecnología han sido los grandes potenciadores de la vida dispersa físicamente, pero concentrada virtualmente. El haberse generado núcleos familiares mucho más reducidos junto con la falta de espacios de colectividad al exterior, agudiza esta conexión virtual, teniendo como consecuencia el aislamiento social de la sociedad cada vez más individualista.

LOS NUEVOS REQUERIMIENTOS DE LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA

Desde la Revolución Industrial hasta los años 80, la estructura familiar no había variado significativamente. Las viviendas iban dirigidas a un grupo familiar único y estandarizado que, a partir de esa década, abrieron paso a infinitas posibilidades de cohabitación concertada.
Se trata de nuevos modos de vida que pueden definir a la sociedad contemporánea como heterogénea, evidenciada en una mezcla difusa de relaciones y desvinculaciones, de cruces entre lo cotidiano y lo extraordinario, lo previsible y lo sorpresivo, que cada vez articulan más experiencias y comportamientos. Si antes el problema de la vivienda giraba en torno a las masas, ahora gira en torno al individuo.11

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11 Gausa, M. y Devesa, R. (2010). Otra mirada. Posiciones contra crónicas. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Un motivo no menos relevante sería las nuevas dinámicas de movilidad geográfica, ocasionadas por las ansias de alcanzar un mayor nivel educativo o mejorar la condición laboral, lo que impulsa a personas muy jóvenes a independizarse y desplazarse a otra ciudad. Por otro lado, estas causas también son las responsables de aplazar cada vez más la edad del matrimonio –a diferencia de inicios del siglo- y, más aun, la edad de tener el primer o, en muchos casos, el único hijo. Procrear ya no es algo socialmente establecido, como lo era antes.
Por último, otros factores ante estos cambios son la progresiva coparticipación de los miembros activos en la economía familiar –ya no solo es el padre el que sostiene la familia- y la progresiva lucha de la mujer por la igualdad de género. Por tanto, es necesaria una reformulación de las tareas domésticas que favorecería a una nueva concepción de los espacios como áreas indeterminadas o polivalentes.
Con el boom inmobiliario de los 90 y su apogeo en el 2000, la vivienda colectiva tuvo la oportunidad de ser repensada de acuerdo a las nuevas transformaciones sociales. Sin embargo, el único interés que tienen la mayoría de las empresas del rubro es obtener mayores ganancias y seguir promoviendo la vivienda mínima del siglo, pese a no ajustarse a la nueva realidad. Es mínima no solo en área, sino también en calidad.
Pero también ocurre lo contrario, y a fines del siglo pasado numerosas ciudades –sobre todo del otro lado del mundo- reformulan los conceptos de la vivienda colectiva y empiezan a proyectar a modo experimental. Es así como surge el Frauen Werk Stadt Vienna en 1993, tras un concurso ganado por un grupo de arquitectas: Franziska Ullmann, Elsa Prochazka, Gisela Pdreka y Liselotte Peretti. Del conjunto de 360 viviendas destaca la mezcla de usos dentro del mismo edificio, el uso de la azotea como espacio común y de almacenaje y las circulaciones amplias que no solo sirven para transitar sino como espacios de encuentro o juego. Además, presenta un relevante estudio tipológico, con el diseño de diferentes unidades habitacionales para acoger a diferentes grupos de convivencia.



Fig. 36. Plan general de Frauen Werk Stadt. Fuente: Propia a partir de Masqueunacasa



Fig. 37. Vista de uno de los bloques de Frauen Werk Stadt. Fuente: Masqueunacasa

En 1998, tras convocatoria a concurso, se materializa el edificio de viviendas Gifu Kitagata en Japón, bajo la dirección de la arquitecta Kazuyo Sejima. En un terreno de 4700m2, se emplazan los cuatro edificios en el perímetro del mismo, a fin de dejar el espacio central como parque para toda la comunidad. Cada vivienda se compone de una terraza, una cocina-comedor, un dormitorio y una habitación tradicional japonesa, espacios que adoptan un orden diferente tanto en planta como en corte en cada unidad habitacional, para evitar la monotonía característica de los edificios en altura y para otorgar más opciones de ocupación a sus habitantes.



Fig. 38. Vista de un bloque de Gifu Kitagata. Fuente:The 5 Borough Studio



Fig. 39. Posibles combinaciones espaciales de Gifu Kitagata. Fuente: Propia a partir de Plusarq

En el caso de América Latina, es el Arq. Alejandro Aravena quien impulsa las nuevas ideas en lo que a vivienda colectiva corresponde. En el 2003, surge la Quinta Monroy en Iquique, Chile. El gobierno de Chile encomendó al arquitecto, radicar a 100 familias que habían invadido un terreno en el centro de Iquique desde hace más de 30 años. Debido a las limitaciones de presupuesto, Aravena desarrolló una tipología que se entregaría construida solo al 50%, sin embargo, los servicios y escalera estaban diseñados para el estado final, es decir, para una vivienda de 70m2.
Finalmente, se introdujo entre el espacio público de la ciudad y el privado, el espacio colectivo: común, pero de acceso restringido, que da lugar a las relaciones sociales. Se agruparon a las 100 familias en 5 grupos de 20 familias cada uno, a fin de conseguir espacios a escala de peatón para facilitar las relaciones entre los vecinos.



Fig. 40. Vivienda tras modificaciones en la Quinta Monroy. Fuente: Archdaily



Fig. 41. Tipología de vivienda incremental de la Quinta Monroy. Fuente: Propia a partir de Archdaily

En el Perú, poco o nada se ha avanzado en lo que concierne a arquitectura residencial. Desde el boom del sector de la construcción de los 90, las inmobiliarias se hicieron cargo de la mayoría de los proyectos de vivienda social en Lima y, por supuesto, en provincias. Se estandarizó el proyecto habitacional, reduciéndolo a la vivienda mínima y destinándola, únicamente, a la familia de organización patriarcal con dos o tres hijos. Es común que los proyectos habitacionales apuesten por el mayor número de metros cuadrados construidos y solo destinen a servicios comunes lo establecido por el reglamento nacional, no teniendo en cuenta que en la comunidad se encuentra la esencia del habitar.
Lamentablemente, la vivienda se ha convertido en un producto del que se ha apropiado el mercado con fines económicos, lo cual es muy peligroso. La vivienda es lo más íntimo de una persona y, en cambio, se está tratando como una mercancía y una forma de ganar dinero.

CONCLUSIONES

Desde los inicios de la vivienda colectiva en la Revolución Industrial hasta la década de los 80, la vivienda se fue transformando de acuerdo a las necesidades del momento, sean de carácter social, económico o político. Durante el siglo XIX, se vive un periodo de higienización de las ciudades, frente a las condiciones deplorables en que vivía la clase obrera, únicos usuarios de la vivienda colectiva en su origen.
Llegado el siglo XX, con los múltiples fenómenos bélicos que trajo consigo, empieza una etapa de profunda teorización sobre vivienda, debido al gran déficit que había de la misma. Predomina el diseño de la vivienda mínima, de reducidas dimensiones pero que era complementada con espacios al servicio de la colectividad.
La década de los 80, es considerada el hito de la renovación del proyecto residencial, ya que se definen nuevas condiciones económicas, sociales y tecnológicas. Países avanzados de Europa y Asia, además donde se desarrollan primero estos cambios, empiezan a pensar de manera diferente el diseño y la forma de habitar una vivienda. No obstante, los cambios llegan casi una década después a Latinoamérica, donde aún el mercado inmobiliario ofrece la vivienda mínima –con un siglo de antigüedad- y a precios exorbitantes comparados a los carentes servicios que ofrecen.

BIBLIOGRAFÍA

Carreiro, M., & López, C. (2016). La Casa: Piezas, Ensambles y Estrategias. Málaga: Recolectores Urbanos.
Duque, A. (2016). La Siedlung como idea de ciudad. Madrid: Universidad Politécnica de Madrid.
Duque, J. (2015). Confort e Higiene: Historia de la vivienda obrera, durante la revolución industrial. Manzanales: Universidad Nacional de Colombia.
Gausa, M., & Devesa, R. (2010). Otra mirada. Posiciones contra crónicas. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.
Hayden, D. (1981). The grand domestic revolution: A history of feminist designs for American homes. Massachusetts: MIT Press.
Mata, E. (2002). El análisis gráfico de la casa. Madrid: Universidad Politécnica de Madrid.
Meza, S. (2016). La vivienda social en el Perú. Barcelona: Universidad Politécnica de Catalunya.
Palomino, C. (2009). Henri Ciriani “Residencial San Felipe: La calle aéres” Lima- Perú, 1963. Cuenca: Universidad de Cuenca.
Pávez, M. (2008). Los conceptos de unidad vecinal y de barrio en la teoría y práctica urbanística. Santiago de Chile: Universidad de Chile.
Santoyo, M. (2010). La construcción del espacio moderno en Chiclayo. Los conjuntos habitacionales de bloques de departamentos- Siglo XX. Chiclayo: Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
Ureta, C. (2015). Crecimiento y marginalidad urbana: Europa vs América Latina. Sevilla.

ÍNDICE DE IMÁGENES

Fig. 01: Esquema de un mietskaserne. Fuente: Propia a partir del Arq. Carlos García
Fig. 02: Hacinamiento en un mietskaserne. Fuente: Arq. Carlos García
Fig. 03: Planta típica del Dumbbell Tenement. Fuente: Propia a partir de Slideplayer
Fig. 04: Planta bloque princ. del Familisterio. Fuente: Propia a partir de Portafolios Uniandes
Fig. 05: Vista del bloque princ. del Familisterio. Fuente: Portafolios Uniandes
Fig. 06: Plan general de la Siedlung Dammerstock. Fuente: Propia a partir de Wikiarquitectura
Fig. 07: Tipología de vivienda en bloque (a). Tipología de vivienda unifamiliar (b). Fuente: Propia a partir de Wikiarquitectura
Fig. 08: Vista aérea de Karl Marx Hof. Fuente: La ciudad socialista
Fig. 09: Sección de la planta de Karl Marx Hof. Fuente: Propia a partir de WordPress
Fig. 10: Ubicación de la Urb. Chiclayo Chiquito. Fuente: Propia
Fig. 11: Catálogo de piezas de la vivienda suburbana. Fuente: Arq. Carlos García
Fig. 12: Tipología de vivienda de suburbio obrero A (a). Tipología de vivienda de suburbio obrero B (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García
Fig. 13: Vivienda suburbana para clase media. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García
Fig. 14: Vivienda suburbana para clase alta. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos García
Fig. 15: Plan general de Radburn (a). Manzana tipo de Radburn (b). Fuente: Propia a partir de Arquiscopio
Fig. 16: Plan general de la Unidad Vecinal N°3. Fuente: Propia a partir de RCV arquitectura
Fig. 17: Plan Regulador de Chimbote. Fuente: Propia a partir de Veredes
Fig. 18: Tipología de vivienda del Plan Regulador de Chimbote. Fuente: Propia a partir de Veredes
Fig. 19: Plan general de la Unidad Vecinal de Chiclayo. Fuente: Propia a partir de Arq. Mario Bianco
Fig. 20: Tipología A de vivienda en bloque (a). Tipología B de vivienda en bloque (b). Fuente: Propia a partir de Urbancidades
Fig. 21: Vista aérea del CUPA (a). Plan general del CUPA (b). Fuente: Propia a partir de Archdaily
Fig. 22: Tipología de vivienda A (a). Tipología de vivienda B (b). Fuente: Propia a partir de Archdaily
Fig. 23: Plan general de la Resid. San Felipe. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos Palomino
Fig. 24: Vista de las torres de la Resid. San Felipe (a). Vista de los bloques laterales de la Resid. San Felipe (b). Fuente: Archdaily
Fig. 25: Tipología de vivienda en torre- Primera Etapa (a). Tipología A de vivienda en bloque- Primera Etapa (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos Palomino
Fig. 26: Tipología de vivienda en bloque- Segunda Etapa. Fuente: Propia a partir de Arq. Carlos Palomino
Fig. 27: Fachada posterior de la Resid. FAP (a). Cerramiento en esquina de la Resid. FAP (b). Fuente: Archdaily
Fig. 28: Tipología de vivienda. Fuente: Propia a partir de Archdaily
Fig. 29: Residencial Pascual Saco (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado
Fig. 30: Residencial Karl Weiss (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado
Fig. 31: Residencial José Balta (a). Tipología de vivienda (b). Fuente: Propia a partir de Arq. Jimy Prado
Fig. 32: Residencial Augusto B. Leguía. Fuente: Arq. Jimy Prado
Fig. 33: Tipología de vivienda A (a). Tipología de vivienda B (b). Leguía. Fuente: Propia
Fig. 34: Modelos humanos de la Casa del futuro. Fuente: Wikiarquitectura
Fig. 35: Muebles del Pao. Fuente: Ruespaces
Fig. 36: Plan general de Frauen Werk Stadt. Fuente: Propia a partir de Masqueunacasa
Fig. 37: Vista de uno de los bloques de Frauen Werk Stadt. Fuente: Masqueunacasa
Fig. 38: Vista de un bloque de Gifu Kitagata. Fuente:The 5 Borough Studio
Fig. 39: Posibles combinaciones espaciales de Gifu Kitagata. Fuente: Propia a partir de Plusarq
Fig. 40: Vivienda tras modificaciones en la Quinta Monroy. Fuente: Archdaily
Fig. 41: Tipología de vivienda incremental de la Quinta Monroy. Fuente: Propia a partir de Archdaily

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Revista planta 9 . Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
www.usat.edu.pe/planta9
e-mail: planta9@usat.edu.pe
Planta 9 son investigaciones publicadas por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. Coordinación y edición a cargo de Jorge Iván Guerrero Ramírez y Raúl Gálvez Tirado.

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