Aniversario Año 2015 Discursos
Discurso de la Dra. Patricia Julia Campos Olazábal, rectora de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, en el marco de la ceremonia central por el 17° aniversario
Chiclayo 14 de Octubre del 2015 – 11:00 am
Aula Magna de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo
- Excelentísimo Monseñor Roberto Prevost Martínez, Obispo de Chiclayo y Gran Canciller de nuestra Casa Superior de Estudios.
- Autoridades Académicas y Administrativas de la USAT que me acompañan en la mesa principal.
- Señores Decanos de las Diferentes Facultades de nuestra Universidad, Directores de Escuela y Departamentos Académicos.
- Queridos Profesores.
- Doctor, Humberto Grimaldo Durán Coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social para América Latina y El Caribe.
- Señoras y señores autoridades políticas, civiles y militares de la región Lambayeque.
- Jesús Moliné, Gran Canciller Emérito de esta Universidad.
- Esteban Puig i Tarrats, Vice Gran Canciller Emérito.
- Ex rectores de esta casa superior de estudios.
- Señores Miembros del Patronato USAT.
- Señoras y señores Rectores de las diferentes universidades que hoy nos honran con su presencia.
- Señoras y señores Decanos de los colegios Profesionales.
- Directores de los colegios de la Región Lambayeque.
- Queridos estudiantes.
- Señoras y señores periodistas.
- Amigos todos.
Buenos días con todos. Permítanme empezar con las palabras del Ex. Eclessia que resume en cuatro las características esenciales que debe tener una Universidad Católica:
“1. Una inspiración cristiana por parte no solo de cada miembro, sino también de la comunidad universitaria como tal.
2. Una reflexión continua a la luz de la fé católica, sobre el creciente tesoro del saber humano al que trata de ofrecer na contribución con las propias investigaciones.
3. La fidelidad al mensaje cristiano tal como es presentado por la Iglesia, y
4. El esfuerzo institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana en su itinerario hacia aquel objetivo trascendente que da sentido a la vida “.
Hoy, en el día que celebramos 17 años de vida institucional nos corresponde reflexionar acerca de qué hicimos por la Universidad, no preguntarnos qué ha hecho la universidad por nosotros si no qué hicimos, hacemos y haremos por esta Casa de Estudios que es nuestra. Todos somos universidad, somos laicos trabajando en una viña de Dios, somos laicos trabajando por y para la Iglesia , y vuelvo a preguntar, ¿qué hemos hecho nosotros por ese denario que en su oportunidad se nos fue dado?.
La universidad nació de un sueño, el sueño de nuestro fundador Mons. Ignacio quien quería que la nuestra fuera una casa de estudios donde se creara conocimiento y se infundiera saber pero con excelencia, con altura científica, como él decía, y al mismo tiempo con caridad y vocación de servicio, con sólida identidad católica. Nos dejó una herencia cultural importante, un legado que nos obliga y anima a ser cada vez mejores, por algo siempre hemos formado personas y mejores profesionales.
Hoy podemos decir que hemos hecho nuestra tarea. Somos una universidad bien posicionada, pero nos toca seguir y llevarla más adelante y hoy, Monseñor Roberto queremos ofrecer a la Cancillería y a la Iglesia que usted representa, nuestro trabajo y dedicación con mucho cariño, con mucha sinceridad, con mucha responsabilidad y decirle que esta Casa de Estudios está al servicio de ustedes, que el futuro que queremos construir será siempre a mayor gloria de Dios, de la Iglesia y de las personas a las cuales nos debemos .
Pero, obviamente crecer no es fácil, crecer a veces doloroso, es a veces pasar por situaciones de no comprensión, por políticas de ajustes tenidas como discriminatorias. Al terminar este primer año de gestión el equipo que me acompaña y yo, queremos decirles que hemos trabajo duro para tener más orden, para mejorar nuestra rentabilidad, para asegurar inclusive nuestro pan, para conseguir trabajar con procesos y para tener un horizonte más visible de crecimiento.
Ha costado y ese costo ha sido también personal para ustedes y para nosotros pero hoy nos permite tener un trabajo que puede ser evaluado en línea y al día, nos permite tener un masterplan para 10 años, nos permite soñar en crecer, nos permite volver a soñar en seguir siendo una universidad donde se privilegie el saber y la creación de conocimiento nuevo sin dejar de lado la inspiración católica, sin olvidar que debemos ser una institución donde los valores sean nuestro eje de crecimiento y donde el respeto a los demás y al medio ambiente se conviertan en nuestro eje de Responsabilidad Social Universitaria.
Y en este contexto qué pertinentes son las palabras de nuestro Santo Padre en su Encíclica “Laudatio Si´ “ …la cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, el agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático “.
Un aspecto importante de ser universidad es considerarse familia, una gran familia, donde obviamente hay de todo, padres, hijos, parientes cercanos y todos con imperfecciones, qué duda cabe; pero también hay alegrías compartidas, tristezas que unen, problemas, desacuerdos, pero donde no debiera nunca faltar amor. Y aquí tomando nuevamente las palabras de SS Francisco, del discurso a las familias en Cuba en setiembre de este año, me gustaron estas palabras: “… Jesús elige estos momentos para mostrarnos el amor de Dios, Jesús elige estos espacios para entrar en nuestras casas y ayudarnos a descubrir el Espíritu vivo, actuando en nuestras casas y en nuestras cosas cotidianas. Es en casa donde aprendemos fraternidad, donde aprendemos la solidaridad, donde aprendemos a no ser avasalladores. Es en casa donde aprendemos a recibir y a agradecer la vida como una bendición y que cada uno necesita a los demás para salir adelante. Es en casa donde experimentamos el perdón y estamos invitados continuamente a perdonar, a dejarnos transformar. Es curioso, en casa no hay lugar para las “caretas”, somos lo que somos y de una u otra manera estamos invitados a buscar lo mejor para los demás. Por eso la comunidad cristiana llama a las familias con el nombre de Iglesias domésticas porque en el calor del hogar es donde la fe ampara cada rincón, ilumina cada espacio, construye comunidad …”
Parafraseando sus palabras permítanme decirles que en el mundo actual hemos perdido estos espacios y a veces en esta familia que somos no sabemos esperar, no sabemos pedir permiso, no sabemos perdonar ni pedir perdón, tampoco sabemos dar gracias, no sabemos reconocer el valor intrínseco de nuestros colaboradores, no sabemos hacer de nuestra familia universitaria un espacio de comunión. Este año que viene hagamos el firme propósito de construirnos como familia, de volver a recuperar espacios pero sobre todo de ser como familia escuela de humanidad donde enseñemos y aprendamos todos a poner el corazón en las necesidades del otro y estar atentos a la vida de los demás.
Al terminar nuestro primer año de gestión permítanme agradecer la confianza depositada en nosotros, pedir perdón si hubo algo que los hirió, sepan que nunca fue intencional de nuestra parte, pedirles que continuemos juntos en este batallar todos los días por ser mejores y hacer de nuestra universidad una casa de estudios con excelencia pero sobre todo con mucha alegría y mucho amor.
Quiero que sepan que me considero una persona muy afortunada por haber recibido muchos dones de Dios, pero lo que no tiene precio y que Dios me dio en los últimos días de mi carrera universitaria fue el regalo de haber entrado a formar parte de esta familia maravillosa.
Feliz Aniversario para todos.
