La atención al adulto mayor y cuidados paliativos
Por: Mgtr. Milagros Córdova
Coordinadora de la Maestría en Bioética y Biojurídica
Existen fechas especiales que nos permiten de manera particular, no sólo demostrar el amor, el cariño y la gratitud a personas que son parte esencial en nuestras vidas. Una de esas personas son nuestros abuelos. Por ello este mes de agosto, es el mes dedicado al adulto mayor, oportunidad que tenemos, para darles mayor y especial atención a estas personas que desde nuestra niñez nos enseñan o enseñaron el amor más noble y amar sin condiciones, en ellos vemos la grandeza y la debilidad al mismo tiempo a la que puede estar sujeta la persona humana y en el atardecer de su vida no puede ser causa de olvido o descuido y mucho menos de indiferencia, por el contrario necesitan de nuestra compañía, gratitud, cuidado, atención y reconocimiento. Es necesario, por tanto, valorar la vida de nuestros abuelos como un don, pero a la vez como una tarea, en la que todos estamos llamados a valorar, cuidar y proteger y no existe causa alguna para eliminarla. Por consiguiente, tenemos gran responsabilidad para con nuestros abuelos y con cada adulto mayor de hoy, de ayudarles, cuidarlo, acompañarlo y de redescubrir las riquezas de esa etapa de la vida en la que muchas veces se ve afectada por enfermedades, muchas veces incurables. En este sentido se requiere promover una cultura paliativa, en la que nos permita, cuidar y defender a nuestros ancianos de una visión utilitarista de la sociedad actual, en la que se le tiende a descartarlos. Proteger y cuidar de nuestros abuelos, exige gran responsabilidad, entrega esfuerzo y sacrificio, pero a la vez es una manera de demostrarles el amor y gratitud que tenemos a ellos, no por los que recibimos, sino por la nobleza del personal que se engrandece cada vez que da y recibe amor. Es tarea nuestra en tiempos actuales de preparar el camino dentro de un contexto humano, social y espiritual en el que toda persona pueda vivir con dignidad y plenitud esa etapa de la vida. Y ellos nunca dejan de aportar en nuestras vidas, aún cuando se muestran más débiles, nos transmiten fortaleza, ternura y amor. Desde el Instituto de Bioética les deseamos a todos nuestros abuelos y todos los adultos mayores FELIZ DIA.
